La prostatectomía radical fue el primer tratamiento utilizado en el cáncer de próstata y se ha realizado desde hace más de 100 años, ningún tratamiento ha reemplazado a la prostatectomía radical y continúa como el procedimiento de referencia.
La principal ventaja de la prostatectomía radical es que, cuando se realiza de manera habilidosa, ofrece la posibilidad de curación, con mínimo daño colateral de los tejidos circundantes. Además, posibilita una estadificación más precisa del tumor por examen anatomopatológico de la pieza quirúrgica. Asimismo, se identifica con mayor facilidad el fracaso terapéutico y la evolución posoperatoria es menos complicada que en el pasado
Se ha sugerido que la prostatectomía laparoscópica se asocia con menor sangrado, mejor visualización, menor dolor posoperatorio y convalecencia más breve que el abordaje a cielo abierto convencional.
Pacientes con cáncer de próstata con alto y muy alto riesgo pueden verse beneficiados con la prostatectomía radical.